El Instituto Nacional de Investigaciones de la caña de azúcar cumple 50 años de trabajo en función de elevar el potencial científico y su vinculación con las bases productivas.
Investigadores, técnicos y productores de todo el país intercambiaron en Matanzas sobre el aporte científico de los estudios vinculados a la caña de azúcar y su aplicación en las bases productivas de cada territorio.
El evento, dedicado a las cinco décadas del Instituto Nacional de Investigaciones de la caña de azúcar (INICA), permite además fortalecer el nivel técnico de los profesionales de la rama y socializar las experiencias particulares de quienes cultivan la gramínea.
Sergio Guillén Sosa, director del INICA, explicó que el instituto se empeña en cerrar los ciclos desde la investigación hasta la producción.”Somos responsables de que todas las variedades de caña que hoy se siembran sean cubanas 100%. Además brindamos asesoramiento en el área de fitomejoramiento y el control integrado de plagas. También estudiamos la compactación de los suelos, la aplicación correcta de fertilizantes, además de la capacitación constante del personal para luego llevar los resultados hasta los productores en el campo.”
Durante el encuentro, la Asociación Nacional de Técnicos Agrícolas y Forestales entregó el premio por la excelencia Alvaro Reinoso al INICA en reconocimiento a sus resultados. El evento tuvo como sede la estación provincial de investigaciones de la caña de azúcar en el municipio de Jovellanos. De esta manera profesionales de toda Cuba coincidieron en un espacio común para acercar desde la ciencia cada uno de los resultados a la esencia de la producción, calidad y rendimientos de la caña de azúcar.
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