Museo Nacional de la Ruta del Esclavo en Matanzas: para ilustrar un pasado que no volverá

El origen del holocausto esclavo

«Miles de años vivió el hombre bajo la injusticia, empezando —como decíamos recientemente— por la esclavitud. ¿Se puede concebir algo más terrible que un hombre pueda ser comprado y vendido como una mercancía? Hasta hace apenas 100 años eso existía en Cuba, en esta misma Cuba donde estamos. Cientos de miles de esclavos que, cuando llegaban en esos barcos, cargados de cadenas, eran vendidos en las plazas, separadas las familias: a un niño lo vendían por un lado, al hermano lo vendían por el otro, al padre lo compraba un dueño, a la madre la compraba otro. Una institución organizada para que la familia no se pudiera volver a ver, para que una madre no pudiera volver a ver a sus hijos ni a sus familiares nunca más. ¡Miren qué monstruosidades!».

Así definió el Comandante en Jefe Fidel Castro el flagelo de la esclavitud durante un discurso pronunciado en el acto de masa efectuado en la Plaza de la Revolución «Ernesto Guevara», en la provincia de Villa Clara el  30 de septiembre de 1996.

Y es que en realidad, la esclavitud cambió la vida de millones de seres humanos de una manera radical. Los especialistas estiman en cerca de 20 millones, siendo conservadores, la cifra de africanos que fueron arrancados de su tierra para ser utilizados como esclavos. Los destinos se asocian fundamentalmente  a la zona del Caribe, el sur de Estados Unidos y Brasil. Allí fueron sometidos a una total ignominia que los relegaba siempre al plano más bajo dentro de la raza humana y obligados a realizar los trabajos más duros e insoportables y en condiciones quizás insospechadas para muchos.

Cuba en el centro de la trata

La exportación y compra de esclavos dominó las relaciones entre Europa y el África subsahariana entre los siglos XVI y la primera mitad del XIX. Los esclavos no eran la única mercancía, pero sí la de mayor valor. El comercio estuvo en manos de portugueses, genoveses, franceses, holandeses, daneses e ingleses, quienes a través de mercedes, licencias, asientos, contratos o contrabando, introdujeron al continente americano millones de africanos.

Cuba, por supuesto, no escapó a esta problemática. De hecho con la trata negrera, los colonizadores resolvieron mano de obra barata para impulsar la producción azucarera en el país durante casi cuatro siglos. Además, la isla fungió como una vía idónea para el flujo de esclavos hacia otros países del Caribe y los Estados Unidos.

Arrancados de una manera brutal de sus tierras, hombres, mujeres y niños tuvieron que sobreponerse a los horres del comercio de la carne y resistir la separación de su pueblo, lengua y costumbres. De ahí la necesidad de no silenciar los horrores de la esclavitud para que todos conozcan las implicaciones de un holocausto que sacudió violentamente al orbe.

(Continuará)

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